miércoles, 9 de diciembre de 2020

El Aprendizaje Invisible en la Sociedad Actual

 


La sociedad actual necesita dejar atrás el paradigma industrial y los modelos pedagógicos bancarios que transmiten información y conocimiento preventivo, y debe evolucionar hacia formas de aprendizaje que hagan uso de los espacios invisibles para construir conocimiento práctico y valioso a nivel personal y social.

En su libro EL ELEMENTO, Robinson y Aronica (2009) destacan cómo los entrevistados, personas con éxito en sus carreras profesionales, habían identificado cuál era su “elemento”. El secreto de su éxito se debía no solo a que disfrutaban con su trabajo, sino que además eran particularmente buenos en él. Este concepto se opone al modelo educativo de la sociedad industrial, en el que primaba el principio del conocimiento preventivo. Esto nos lleva a pensar que el éxito puede lograrse siempre que se forme y motive a la gente para perseguir sus sueños.

En esta sociedad que estamos viviendo, los cambios sociales y tecnológicos piden a gritos el resurgimiento del paradigma de aprender haciendo.

¿CÓMO PODEMOS MEDIR EL APRENDIZAJE EN LOS ESPACIOS INVISIBLES?

Controlar la calidad es siempre un elemento importante en los sistemas educativos orientados a la producción industrial. De ahí surge que políticos y agentes responsables de estas materias se preocupen tanto por saber qué es lo que se aprende en las escuelas.

Un ejemplo de la linealidad propia del paradigma industrial surge a partir del carácter mecánico de los procesos. Un ejemplo lo encontramos en la clásica tarea en la que se les pide a los estudiantes que lean gradualmente un libro, capítulo a capítulo, y que reciten de memoria los datos leídos.

Esta cultura del aprendizaje industrial y de la evaluación en masa la hemos adoptado a nivel mundial y para apoyarla hemos creado el culto a la evaluación.

El autor Robinson (2001) dice que estos modelos de memorización fragmentada se oponen al pensamiento sintético y creativo que los ciudadanos necesitan trabajar en la economía actual.

El paradigma del Aprendizaje Invisible sustituye la memorización preventiva por un aprendizaje que busca ser significativo para quienes participen en la experiencia educativa. El él se fomenta por encima de toda la aplicación práctica del conocimiento a nuevas formas de resolución de los problemas, más que la repetición mecánica de datos previamente aprendidos. En este nuevo paradigma los estudiantes se convierten en auténticos AGENTES DEL CONOCIMIENTO.

El Aprendizaje Invisible permite que los estudiantes actúen sobre su propio conocimiento, aplicando lo que han aprendido a través de la resolución práctica de problemas, incluidos aquellos que no han sido resueltos previamente. La aplicación intencionada y contextual del conocimiento personal orientada a la creación de soluciones innovadoras invalida una evaluación estandarizada y convencional que no genera innovación.

En el Aprendizaje Invisible el APRENDER HACIENDO se enfoca más en cómo aprender que en el QUÉ APRENDEMOS. Esto sugiere que las pruebas o evaluaciones han de basarse en los resultados al igual que cuando evaluamos una innovación. Éstas son las preguntas que nos formulamos al evaluar un producto innovador:

·         ¿Qué ha ocurrido?

·         ¿Ha ocurrido algo nuevo? ¿Algo inesperado?

·         ¿Ha proporcionado algún beneficio?

·         ¿Qué pueden aprender otros a partir de esta experiencia?

El Aprendizaje Invisible aborda la tecnología como una HERRAMIENTA PRAGMÁTICA, con un uso intencionado y cuyo objeto es mejorar la experiencia humana en sí. Es decir, el uso que se hace de la tecnología se caracteriza por los siguientes elementos:

·         Propósito bien definido: las tecnologías tienen que tener un propósito y una aplicación concreta. Introducirlas por el mero hecho de introducirlas llevará únicamente a que no sean utilizadas, a que los usuarios hagan un uso incorrecto de las mismas y/o a que se produzcan resultados no deseados.

·         Tiene por objeto contribuir al desarrollo de nuestro mindware: las tecnologías deben ocuparse no solo de mejorar el hardware o el software, sino también de sacar más provecho a nuestro mindware. Es decir, deben utilizarse como instrumentos para potenciar nuestra imaginación, nuestra creatividad y nuestra capacidad para innovar.

·         Funciona como una herramienta social: las tecnologías se utilizan a menudo con un fin social. Por ello es necesario abordar el uso social que se hace de las mismas. Herramientas sociales y para el aprendizaje como Facebook, Twitter, etc., a menudo son bloqueadas en entornos educativos formales.

·         Es experimental: incorpora el aprender haciendo y permite una experimentación que puede llevar a éxitos y eventuales equivocaciones sin que se conviertan en fallas.

·         Evoluciona constantemente: al tratarse de un área en fase de prueba en la que surgen nuevas ideas y nuevos enfoques, el uso que se hace de la tecnología está sujeto a constantes cambios y transformaciones. A medida que evoluciona, también lo hacen la sociedad, nuestra forma de aprender y de compartir dicho aprendizaje.

John Dewey ya en 1938, mucho antes de que la era de las tecnologías de la información tuviese algún significado, hacía planteamientos para el mundo de la educación que gozan de especial pertinencia hoy en día.

Dewey destacaba que las experiencias de aprendizaje se constituyen a través de los principios de continuidad e interacción, que se explican de la siguiente forma:

·         Continuidad: principio temporal que indica que las personas aprenden a través de una secuencia continua en la cual las experiencias del pasado afectan de manera positiva o negativa los futuros aprendizajes. Por ello, una experiencia estimulante desencadenará inputs positivos para generar nuevos conocimientos (tácitos y explícitos). En otras palabras, el aprendizaje no es un suceso aislado, sino que está interrelacionado con nuestras experiencias previas, condición que inevitablemente repercutirá en aquello que podamos aprendes después

·         Interacción: principio que señala la influencia que genera un determinado entorno y/o situación en la construcción de una experiencia. Este componente ambiental plantea que tanto la adquisición como la aplicación del conocimiento dependerán del contexto en que ello ocurra. Desde esta perspectiva, el entorno (formal o informal, individual o colectivo, analógico o digital, etc.) en el que se encuentra un individuo incidirá de manera estratégica en su experiencia de aprendizaje.

Se propone un aprendizaje en TRES DIMENSIONES (3D) y de TRESCIENTOS SESENTA GRADOS (360º). En otras palabras, todas ellas destacan la idea de un aprendizaje 7/24 que transciende los actuales límites temporales y espaciales de la educación formal.