martes, 4 de febrero de 2020

Los Nuevos Colegios Invisibles

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El termino COLEGIO INVISIBLE comenzó a ser usado en el SIGLO XVII, concretamente por Ashmole, cuando se fundó la LONDON ROYAL SOCIETY.

Los primeros miembros no pertenecían a una institución formal como tal, así que se referían a sus propias reuniones como si de un “Colegio Invisible” fuese, debido a su acercamiento geográfico y a la regularidad en sus encuentros.

Más tarde, los colegios invisibles fueron usados para definir a aquel grupo de élite científica que interactúa entre sí y que aunque estén separados geográficamente, publican de manera conjunta para el progreso de la ciencia y la publicación de artículos. Aun estando separados físicamente, el conocerse mutuamente les aporta a los miembros de los colegios invisibles el poder intercambiar información e incluso participar en experimentos comunes o dar a conocer resultados de otras investigaciones por cauces no formales.

Así que pertenecer a uno o varios colegios invisibles científicos, permite a los investigadores hacer un trabajo colaborativo pluridisciplinar, el cual puede ser firmado por una cantidad de autores.

Si tenemos en cuenta a los colegios invisibles, como redes informales científicas de conexión, consiguen realizar un papel decisivo tanto en el crecimiento de la ciencia como en el aumento de posibilidades de hacer ciencia para los científicos.

Actualmente, lo que se intenta señalar con el término colegio invisible es la estrecha relación entre productividad y colaboración.

En el año 1961 Derek de Solla Price en un capítulo de su libro “Science Since Babylon”, utilizó la expresión NUEVOS COLEGIOS INVISIBLES, para caracterizar las relaciones informales que se establecían entre científicos, al margen de las publicaciones científicas regulares. No se trataba, pues, de la comunicación a través de revistas científicas, sino por procedimientos distintos y más rápidos, ya que la velocidad de éstas se consideraba lenta, como consecuencia de los procedimientos de revisión de manuscritos. Esto hacía que los científicos se comunicaran por medio de los llamados PREPRINTS, formando así redes informales de investigación.

Entonces, si la primera revolución científica tuvo como vehículo de expresión el libro, y la segunda la revista, la tercera revolución científica funciona a través de vías muy distintas a las dos citadas.

La comunicación es ahora fundamentalmente electrónica. Esta comunicación electrónica o digital se establece fundamentalmente:

·         Vía correo electrónico
·         Vía internet

Pero cuando los grupos adquieren más cohesión, entonces aparecen vías distintas a ésas, que son excesivamente genéricas, Esas nuevas vías son la:

·         Videoconferencia
·         Lista de distribución de correos electrónicos
·         Foros de discusión, etc.

El Campus Virtual es el conjunto de todas esas herramientas, en orden a promover la investigación. Tiene que ser un instrumento que nos permita avanzar en lo que siempre ha sido el objetivo de una Universidad, la investigación científica.

Los colegios invisibles de ahora nos permiten pasar a un sistema en que el aprendizaje sea activo, e investigación y docencia no se disocien, o al menos no se disocien completamente. Esto supone dar varios pasos.

Pasar:

·         De la unidireccionalidad a la interacción
·         De la pasividad a la actividad
·         De los conocimientos a las habilidades
·         De la enseñanza al aprendizaje
·         De la docencia a la investigación